¿Y si te dijese que prefiero la antigua Battlestar galactica a la nueva versión? ¿Me seguirías dirigiendo la palabra?

Vale, intentemos llevarnos bien. En realidad no es que prefiera una u otra, pero me sirve de manifiesto para criticar algo que se da en la ciencia ficción moderna, y que a mi entender es preocupante:

La ciencia ficción moderna está dejando de ser ciencia y dejando de ser ficción. Se ha convertido, en definitiva, en un género que se avergüenza de sí mismo.

Voy a intentar explicarme.

Está dejando de ser ciencia porque, en muchos casos, el género se está convirtiendo en una excusa para hablar únicamente de relaciones sociales y problemas humanos.

Y ahora dirás… ¿pero eso no ha sido así desde siempre? Es decir, ¿no era la ciencia ficción el caldo de cultivo, el marco perfecto para hablar de lo que nos hace humanos, para enfrentarnos a grandes dilemas?

Y yo te respondo: tienes toda  la razón del mundo. Tan solo que antes en la ciencia ficción enfrentaba a esos personajes a situaciones de ciencia ficción, a hipótesis y problemas fuera de lo común, para ver cómo reaccionaban y, en el fondo, para mostrar su humanidad y los conflictos que ésta acarrea.

El problema es que en la ciencia ficción actual se está dejando de lado ese marco fantástico, alejado de lo realista, que ayudaba como punto de partida, y cada vez más nos encontramos con ciencia ficción cuyo universo tan solo sirve de envoltorio bonito, pero que no afecta a los personajes.

Pongo un ejemplo: imagina un mundo futurista donde los coches vuelan, los ordenadores razonan contigo y se puede viajar a Marte. Y en este entorno, te cuentan la historia de un tipo que se despierta en una habitación por la mañana y discute con su pareja.

¿En qué medida afecta eso al hecho de que se encuentren dentro de un mundo de ciencia ficción? ¿De qué sirve todo ese marco si no se usa? Si, al menos, ese hombre discutiese con su pareja porque se ha enamorado de un robot, la cosa tendría más sentido.

A eso es a lo que me refiero con Battlestar galáctica, que en ciertos momentos olvida que se trata de una historia de ciencia ficción y se convierte en una historia de esas dos personas encerradas en un cuarto discutiendo porque son incompatibles.

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A nosotros no nos busques profundidad dramática. Aquí hemos venido a matar cylons

Y luego estar lo de abandonar la “ficción”, ya que cada vez se busca más el estilo documental en un género que admite lo que sea. No es a priori malo, pero este estilo desdibuja al género muchas veces, de tal manera que podemos zamparnos un capítulo de ciencia ficción sin que hayamos visto ningún elemento de ciencia ficción.

Tan solo habremos visto a dos personas discutiendo en una habitación. Eso sí, tras esas paredes hay un maravilloso mundo de fantasía y ciencia ficción con millones de situaciones increíbles.

Pero nosotros no veremos nada de eso.

Es por eso que a veces echo de menos esa ciencia ficción que no se avergüenza de sí misma, que otorga licencias a  los nuevos tiempos donde todo debe contener una gran carga emocional,  pero a su vez es fiel a la fastuosidad y la imaginación de sus orígenes. Que no tiene miedo de mostrar al espectador premisas de puro género, aunque luego sirvan para desarrollar las grandes cuestiones que nos atormentan a todos.

No seamos cylons, pero tampoco Hamlets.

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ser o no ser… ¡pum! Muerto, por tonto

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